Intervención del Sr. Alcalde
Buenas noches a todos y a todas, buenas noches Concha, buenas noches Carmen, buenas noches Aurora, aunque no esté presente pero buenas noches para ella y para su familia que está acompañándonos hoy.
Hoy se cumple un deber histórico que teníamos en esta localidad, pero antes de pasar a explicar un poco el sentimiento que nos ha conducido a los Concejales de este Ayuntamiento para conceder esta distinción a Juan, me gustaría recordar que ya hubo en el año 1.977 un intento de este pueblo de conseguir ese reconocimiento para Juan Rejano en el que estuvieron involucrados Juan Ortega, José Cabello y algunos más que sirvieron de precedente para el paso que hoy damos los demás. Tampoco quisiera olvidar el papel fundamental que Manolo Gómez ha tenido en todo este proceso, sin el cual, seguramente, habría sido la cosa bastante más lenta. Y ya no voy a hablar, porque hay expertos que lo hacen, de las excelencias poéticas y ensayísticas de Juan Rejano.
Yo creo que a parte de eso, y viene bien en estos momentos subrayarlo, esta medalla que le otorgamos es porque fue un buen escritor pero sobre todo porque fue una buena persona, porque fue un buen hombre. Juan dio ejemplo. Además fue un hombre que no sólo hablaba, sino que dio ejemplo durante su vida permanentemente de compromiso con los más necesitados, de solidaridad con ellos, de desprendimiento de todo lo material, de no haber perdido nunca sus raíces, de ser capaz de trascender en lo particular para convertirlo en universal.
En última instancia, en un periodo como estamos, ajeno o huérfano de referentes, Juan Rejano es un referente que hoy ofrecemos a nuestra juventud porque igual que él, se puede ser bueno y se puede tener una vida digna y morir con dignidad y ser reconocido y querido por sus paisanos y no sólo por sus paisanos, sin por la inmensa mayoría de México.
Yo creo que para él habría sido una satisfacción estar hoy con nosotros. Estar en la sociedad que él pretendía, una sociedad en la que las personas se respetan, las opiniones y las ideas se discuten y todos podemos convivir en el mismo marco.
Juan hubiera estado orgulloso de que aquello por lo que él luchó se hubiera llevado a la práctica y hoy en Puente Genil os podemos ofrecer un pueblo en el que todos y todas tenemos cabida y todas las opiniones pueden ser mantenidas, discutidas en buenas condiciones.
Yo no me voy a extender más, sé que el acto ha tenido un pequeño retraso, pero si quiero terminar diciendo que Juan fue, en última instancia, aquello que otro poeta decía, en el buen sentido de la palabra, bueno.